Lea Aqui el capitulo Capitulo Trece
Ahora si lo invito a leer el Capitulo Catorse de esta novela escrita por Néstor Salgado
Ese era un buen lugar para armar campamento y pasar la noche, solo era cuestión de turnarnos en la vigilancia sobre la cima del médano, que nos daría una buena visión del campo del entorno, mientras los demás recuperan fuerzas de la cabalgata para proseguir al día siguiente.
Mientras Juan Guzman se encargaba de bajar la leña de uno de los caballos de carga, encender fuego y comenzar asar parte de la carne que traíamos del Fuerte, yo me encargaba de preparar el charqui con el resto de la carne salandola bastante para que resistiera un poco más y nos fuera útil los días siguientes, por si no capturamos algún animal salvaje que nos sirviera como alimento ocasional.
Estaba atardeciendo sobre aquel lugar y luego de charquear la carne me puse a escribir las memorias del viaje, de pronto se me acercó Juan y me dijo ¡¡¡Que le parece patrón si me traigo la guitarra y mientras usted se ceba unos cimarrones le ponemos algo de música al silencio del atardecer!!!
Fue Reinaldo, que salía hacer la primera guardia, el que al pasar dijo.
¡¡¡Peguele bien fuerte a esas cuerdas asi lo escucho desde arriba!!!-Ansina será paisano, dijo Juan y empezó a entonar una melodía.
Esa noche pudimos descansar tranquilos sabiendo que estábamos a unos 2 kilómetros aproximadamente de la meta final dónde tendríamos que colocar las estacas marcando el territorio.
Sabíamos que por esta zona todavía cada tanto algunos capitanejos del cacique Pincen pasaban buscando rastrilladas de animales para llevarlos capturados a sus tribus, por lo tanto teníamos que tener mucho cuidado de no toparnos con alguna avanzada de los aborígenes y tener que enfrentarlos, éramos pocos y estábamos en campo abierto,
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