jueves, 4 de febrero de 2021

Los provocadores Capitulo Seis

Continuamos escribiendo la novela "El Terrateniente atrevido y el Paisano sabandija" escrita por Néstor O Salgado, en esta publicación compartimos el capitulo Seis
Si desea leer antes el anterior, De un Clik Aqui

Patroncito cuente con nosotros, en un rato, todo se lo tenemos servido en bandeja, es más le digo, el comisario que está acá me debe algunos favores y como lo mío será una reacción por defender a mi amigo, voy a hacer que lo arresten al paisano y si se pone muy bravo tendré que ajusticiarlo-Bueno lo dejo en su mano mientras yo voy a charlar un rato con los otros estanciero que andan Caminando por la feria, como para disimular nomás que no estoy interesado para nada en ese caso, me entendieron- clarito como el agua patroncito…

Mientras esto sucedía Rosana y Abelardo hacían pasar ante los compradores su hacienda y el martillero al pasar los ofrecía; era una hacienda bien alimentada, cuidada, que rápidamente fue vendida; al culminar la tarea desensillaron y el paisano paso por el improvisado escritorio organizado en una casilla de madera donde le pagaron su hacienda, ya tenía el dinero para pagar el alquiler del campo, comprar algunos víveres, algo de semilla para sembrar al voleo luego de pasar el arado mancera y si alcanzaba comprar algunas prendas, en esto pensaba cuando bajó de la casilla y vio el alboroto de la gente que rodeaban a su hija y un hombre muy enojado que la insultaba…

Se abrió paso entre la gente y preguntó con un grito…-Que paso hija, porque este mal educado te insulta…

Rosana, aun con lagrimas en los ojos, sabiendo que si le decía al padre que este hombre que la maltrataba; era porque ella reaccionó con una cachetada al intento de besarla sin consentimiento; el lo desafiara a cuchillo y era muy riesgoso; no porque no supiera lo valiente que era su Papá, sino porque podría terminar mal esta pelea; entonces respondió-Nada padre, fue un mal entendido.

Pero Ceferino seguía insultando y la gente se dio cuenta que estaba acabando la paciencia de Abelardo y se comenzó hacer un amplio círculo, algo que solía suceder cuando se aproximaba una pelea; lentamente y por detrás se aproximaba Damaso Lopez, el otro matón, todo estaba saliendo como lo había pedido el Patroncito...


La novela continuara en próximas publicaciones, mientras compártanos, deje su saludo o comentario, gracias

Peones de campo - Vea Patrón - Alfredo Zitarrosa



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