El sol en el horizonte apenas se divisaba cuando la pava chillaba encima de la cocina.
Salieron al patio para matear tranquilos aprovechando el frescor de la mañana y los pocos minutos libres antes de comenzar la jornada.
Cuando de pronto un ruido se escuchó sobre el horizonte.
Era el avión del terrateniente que venía desde Buenos Aires para sobrevolar sus campos.
Una vez por mes, pasaba sobre la estancia como para asegurarse que allí seguía creciendo su fortuna.
Nunca bajó a saludar aunque tenían una pista para esperarlo al patrón por si acaso alguna vez aterrizaba.
De vez en cuando llegaba un telegrama de despido si tenía que ajustar los números.
O la orden de recorrer otro campo vecino que también había comprado.
El ruido se fue alejando hasta que se perdió en el horizonte dejando apenas un zumbido del pasaje por la estancia
Del patrón de Buenos Aires.
Autor
Néstor Salgado
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